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Calidad y duración del sueño en relación con la fragilidad en adultos mayores


¡Hola a todos! Hoy quiero hablarles de un tema que afecta a muchos adultos mayores y que, como profesionales de la salud, no podemos ignorar: la relación entre el sueño y la fragilidad. Recientemente, leí una revisión sistemática publicada en Frontiers in Public Health que arroja luz sobre este vínculo, y quiero compartirles los hallazgos más relevantes.

¿Qué se investigó?

El estudio analizó 17 investigaciones (la mayoría realizadas en China, México y EE.UU.) para entender cómo los problemas de sueño, como el insomnio, la mala calidad del sueño o dormir pocas/muchas horas, se relacionan con la fragilidad en adultos mayores no institucionalizados. La fragilidad, en términos simples, es un estado de vulnerabilidad que aumenta el riesgo de caídas, hospitalizaciones y otras complicaciones en la tercera edad.


Hallazgos clave

  1. Insomnio y mala calidad del sueño:
  • El insomnio (especialmente la dificultad para conciliar el sueño) y la mala calidad del sueño se asociaron con un mayor riesgo de fragilidad.
  • Por ejemplo, en un estudio mexicano, las mujeres con insomnio tenían 2.38 veces más probabilidades de ser frágiles.
  1. Duración del sueño:
  • Dormir menos de 5 horas o más de 9 horas también se vinculó con fragilidad. En China, quienes dormían ≥9 horas tenían un riesgo 2.35 veces mayor de fragilidad.
  1. Diferencias por sexo:
  • Las mujeres mostraron mayor vulnerabilidad. Por ejemplo, los trastornos respiratorios durante el sueño (como la apnea) aumentaron el riesgo de fragilidad en ellas, pero no en hombres.
  1. Herramientas de evaluación:
  • La mayoría de los estudios usaron cuestionarios como el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (subjetivo) y el fenotipo de Fried (para medir fragilidad física). Pocos emplearon métodos objetivos, como la actigrafía.

¿Por qué importa esto?

La fragilidad no es inevitable con la edad, y la prevención es clave. El sueño juega un papel crucial en procesos como la reparación muscular, la regulación hormonal (ej.: cortisol, testosterona) y la inflamación. Alteraciones en estos mecanismos podrían acelerar la pérdida de masa muscular y la debilidad, características de la fragilidad.

Además, muchos adultos mayores no reportan problemas de sueño a sus médicos, lo que retrasa intervenciones. Como farmacéuticos, podemos:

  • Educar sobre higiene del sueño (ej.: evitar cafeína nocturna, mantener horarios regulares).
  • Detectar señales de alerta (ej.: somnolencia diurna, uso excesivo de somníferos).
  • Derivar a especialistas cuando sea necesario (ej.: para estudios del sueño).

Limitaciones y futuras investigaciones

  • La mayoría de los estudios son transversales, lo que impide establecer causalidad. ¿El mal sueño causa fragilidad o viceversa?
  • Hay heterogeneidad en las herramientas usadas, lo que dificulta comparar resultados.
  • Se necesitan más estudios longitudinales y con métodos objetivos (ej.: dispositivos de monitoreo).

Conclusión

Cuidar el sueño es cuidar la salud integral, especialmente en la tercera edad. Este artículo refuerza la idea de que mejorar la calidad del sueño podría ser una estrategia para retrasar o prevenir la fragilidad. Como profesionales, debemos integrar estas evidencias en nuestra práctica diaria, promoviendo hábitos saludables y colaborando con otros especialistas.

¡Hasta la próxima! Y recuerden: ¡Un buen sueño hoy es sinónimo de una vejez más fuerte! 😴💪


Basado en: Souza et al. (2025). Sleep quality and duration and frailty in older adults: a systematic review. Frontiers in Public Health.

Juan Diego Murillo Rodríguez

Por Juan Diego Murillo Rodríguez

Farmacéutico. Especialista en Atención Farmacéutica. Apasionado por las tecnologías de la información.

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