Un concepto fundamental que debe entender todo farmacéutico que se dedica a la atención centrada en el paciente es el de la experiencia medicamentosa, esta se define como:
la experiencia subjetiva que pasa el paciente al tener que utilizar sus medicamentos.
La experiencia medicamentosa (EM) es un concepto que está aferrado en el corazón de la atención farmacéutica y es la que le da contexto a las actividades que realiza el farmacéutico para identificar y resolver problemas relacionados con medicamentos y brindar consejo al paciente. La EM es la perspectiva del paciente sobre sus medicamentos, que va a definir su actitud y comportamiento cuando deba utilizar medicamentos.
Existen atributos de EM que nos pueden ayudar a entender la perspectiva del paciente ante la indicación de algún medicamento.
El primer atributo que analizaremos será la ambivalencia.
La ambivalencia es un estado en el cual el paciente tiene actitudes o sentimientos que son simultáneamente contradictorias con la utilización de sus medicamentos.
¿Qué diablos es eso?, por ejemplo: paciente que toma antirretrovirales no quiere tomárselos debido al miedo de padecer los efectos secundarios; esto a pesar de saber los beneficios que los antirretrovirales proveen a los pacientes VIH positivos.
Dada la ambivalencia de algunos pacientes para tomar medicamentos, estos pueden dejar de tomar medicamentos muy importantes para su salud.
El segundo atributo es la vulnerabilidad, este hace referencia al sentimiento de vulnerabilidad a que se expone el paciente al tener que utilizar algún medicamento, esto muchas veces asociado a la percepción de los efectos actuales o potenciales que los medicamentos pudieran tener sobre su organismo.
Este atributo se vuelve de suma importancia en aquellos pacientes que deben tomar su medicamento por mucho tiempo, lo que les produce en muchas ocasiones sentimientos encontrados sobre las posibles consecuencias de utilizar medicamentos a largo plazo.
En este sentido, el paciente busca fuentes de información confiables que alienten o desalientes el uso de los medicamentos prescritos con tal de establecer su EM, muchas de estas fuentes pueden ser parientes o amigos que pudieran no ser una fuente que brinde la información necesaria para que el paciente tome la mejor decisión con respecto a su medicación; sin embargo, al proceder de parientes o amigos en los cuales el paciente confía, se pone en riesgo la adherencia al tratamiento.
La clave de este atributo para el farmacéutico es construir una relación de confianza y empatía que le permita al paciente tener la suficiente confianza para tomar la mejor decisión informada sobre sus medicamentos.
El tercer atributo hace referencia a la EM como un constructo social. Esto implica que la EM no tiene una representación biológico o natural, sino que se moldea por ideas sociales y culturales que son compartidas y aceptadas y que se definen en la realidad que se desenvuelve el paciente.
Para aclarar un poco este atributo voy con un ejemplo: paciente se niega a tomar la metformina porque todos en su comunidad «saben» que el uso de la metformina en el paciente diabético produce ceguera con el paso del tiempo.
Desde la perspectiva del paciente, los medicamentos representan un aspecto visible de su condición de salud; además, simbolizan un recordatorio de su enfermedad.
Otro ejemplo sería la percepción de seguridad que tienen los suplementos naturales; mientras que los medicamentos que no son naturales y que están constituidos por químicos, causan efectos secundarios, otorgándoles una percepción de seguridad más baja.
A pesar de la perspectiva que tengamos como farmacéuticos y aunque nos respaldemos con toda la evidencia científica necesaria; el paciente puede mantener sus creencias como «legitimas», de acuerdo a su experiencia personal y perspectiva.
El cuarto atributo es el pragmático, lo que significa que el paciente va a utilizar el medicamento de acuerdo a su criterio de sensatez y practicidad, mas allá de cualquier consideración teórica. Es por esto que el paciente prioriza sentirse bien desde su perspectiva, siendo la familia y amigos una fuente de información más pragmática que los profesionales en salud que no son accesibles de manera sencilla y que probablemente su lenguaje no sea fácil de entender. La evaluación que realiza el paciente de la efectividad, diagnósticos, síntomas y efectos secundarios es basada en su experiencia práctica como no sentirse enfermo, poder realizar sus actividades diarias o resolver cualquier problema físico.
El quinto atributo es el contextual, que representa todas aquellas circunstancias, eventos, ideas o términos que el paciente pasa en el proceso de utilizar un medicamento, debido a esto, la EM depende de un contexto específico asociado a variables como: atención médica, situación de salud, uso específico de medicamentos en el pasado, circunstancias diarias y sociales, creencias personales, actitudes y, por último; y no menos importante su deseo de involucrarse en su situación de salud.
Para finalizar, la EM se debe entender como un proceso activo y continuo, ya que esta implica una serie de acciones a través del tiempo que requieren esfuerzo. La EM es un proceso de resistencia y aceptación de la necesidad del paciente por sus medicamentos. En la EM siempre hay un antes y un después, y como consecuencia de esto, se da una reconceptualización del paciente ante su nueva realidad, mientras aprender a vivir con sus medicamentos.
Artículo consultado
Hillman, L.A.;Peden-McAlpine, C.;Ramalho-de-Oliveira, D.; Schommer,J.C. The Medication Experience: A Concept Analysis. Pharmacy2021,9, 7.https://doi.org/10.3390/pharmacy9010007